En el mundo animal la colaboración es algo ligado a las comunidades como manera de supervivencia vigilando y avisando de los depredadores o como forma de progreso, estableciendo y afianzando relaciones en el grupo (organización).
Ya vimos cómo esa cooperación la pueden realizar diferentes especies, seres humanos y delfines, que cooperando alcanzan objetivos deseados (pescar), pero tenemos multitud de otros ejemplos con los primates, leones, lobos, abejas, hormigas, elefantes...
Cada sujeto ofrece una tarea a desempeñar y aporta una función social para el grupo. En estas comunidades de seres vivos el parentesco tiene un gran peso a la hora de establecer la cooperación considerando "enemigos" a aquellos que no forman parte de su colectividad.
Los humanos somos diferentes, cooperamos activamente incluso de manera altruista, no buscamos necesariamente algo a cambio, aunque paradójicamente esa cooperación viene motivada por un interés.
Desde los tiempos neolíticos la cooperación entre miembros de una comunidad humana tenía en el parentesco su gran aliado pero la necesidad de progresar (la unión hace la fuerza) enfocaba la defensa del territorio y la mejora económica (comida) como razón añadida.
Esta cooperación debía superar una serie de problemas ya que algunos de sus componentes si estaban dispuestos a sacrificarse para las batallas pero otros en cambio no.
Esta diferencia de criterios en los grupos humanos dió como resultado la aparición del "castigo" como fórmula de establecer el "miedo" como herramienta para conseguir que las personas colaboren y sigan las normas establecidas por la comunidad.
En pleno siglo XXI la ley se preocupa de la cooperación se lleve a cabo, pero ha sido con el dinero como conseguimos estructurar cualquier trabajo en colectividad. La idea del dinero fue un invento que diferenció clases, tipos de trabajo, ofreciendo además posibilidades enormemente dinámicas y muy lucrativas para nuestra sociedad.
Un estudio muy interesante lo ofrece la Dra. Margaret Crofoot en la isla Barros (Panamá).
Junto con otros colaboradores experimentó el comportamiento de los monos capuchino (cariblancos), una especie muy agresiva, ante diversas situaciones que ella misma generaba en su comunidad.
Así mediante el uso de la tecnología y en diferentes territorios, utilizando el GPS y mediante altavoces que avisaba al colectivo de monos cariblancos de amenazas según los sonidos emitidos.
Las comunidades tenían un territorio denominado zona segura y un límite para la misma, lo que podríamos ver como su frontera.
Este estudio ofrece conclusiones diferentes.
Cuando un colectivo escuchaba dentro de su area segura la amenaza de otros colectivos las reacciones eran diversas: algunos monos huían, pero otros se quedaban para defenderla.
Los "traidores" dependían de la edad del mono, cuanto mas jóven mas impetuoso para defenderse, aunque era la territorialidad lo que hacía que cuanto más cerca de la zona segura se situaba el altavoz más monos se quedaran para su defensa. Así la probabilidad de que el mono se defendiera era menor cuanto más lejano se situaba el altavoz.
Además el 80% de los machos estaba dispuesto a defenderse, siendo los grupos compuestos de mas monos donde hay menos dispuestos a ayudar al resto. Así en un grupo numeroso de monos existen mas "traidores" que en uno más pequeño, pudiendo ser este tan fuerte como aquel nivelando la balanza.
Pero...¿Existe algún tipo de castigo a ese mono traidor?
De momento esto está por ver...
La cooperación se entiende generalmente de manera "altruista", pero esto no es así, en cualquier ámbito cooperativo existe un fin y hay claros objetivos definidos.
Cuando el colectivo entiende y acepta que el progreso del grupo depende de cómo se estructura la organización, del papel individual que desempeña cada uno, entonces no podemos hablar de altruismo, podemos decir que existe un interés, cualquiera que sea, en encontrar un beneficio colectivo y también personal.
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