La estafa de un trilero consiste en ser hábil basándose en una mentira |
Crisis y más crisis, a cualquier cambio se le denomina crisis... pero dependiendo de como surge su proceso de transformación podríamos utilizar otros nombres, así podremos ser mucho más precisos en la definición de ese cambio.
¿Qué nombre sería?
Yo a esta crisis la llamo... Estafa.
Una estafa (Wikipedia) es un delito contra la propiedad o el patrimonio, realizada mediante un engaño.
¿Es esta crisis una estafa?
El resultado de la estafa (nuestra crisis) es que nuestro patrimonio (la riqueza de cada uno) esta disminuyendo, un proceso que no depende de nosotros y que cambiará cuando otros lo decidan, mientras, seguirán ganando mucho dinero con toda esta crisis y preparando el futuro para sus herederos...
Pensar en conspiraciones (como plantean algunos) serían palabras mayores, pues conspirar es actuar mediante un plan urdido, lo cual parece que sirve como guión cinematográfico y no para la vida real...
Es cuestión de investigar... algunos lo siguen intentando infructuosamente, resulta difícil seguir pistas si no hay ley que obliga a dejar huella de ciertas actuaciones, así poder tirar del hilo y llegar al ovillo es imposible.
En nuestro mundo económico la toma de decisiones deben de ser resueltas mediante una estrategia planificada, que nos sirve para medir las variables utilizadas, ver las desviaciones sobre los objetivos marcados y corregir las actuaciones si fuera necesario .
Hoy en día los cálculos para la toma de decisiones en el mundo financiero (del dinero) son resultados matemáticos manejados por unos procesos informáticos complejos y utilizando unos mercados financieros creados para ello, donde en su programación no existe otra palabra que no sea "rentabilidad especulativa" y que no usa variables justas ni equitativas, no aparece el pleno empleo, ni la economía social, ni el bienestar en la ecuación final... el interés está en ganar-ganar.
Todos caemos en un engaño, porque todo el proceso matemático parte de una gran mentira inicial.
La gran mentira está en el propio objeto del mercado: el dinero, en su significado, en lo que es, o en lo que pretende ser.
El dinero sirve cuando existen dos valores (como en casi todo en la vida): confianza y creencia..
Si desapareciera una de esas palabras... el dinero no serviría.
En estas crisis los valores principales que sostienen el concepto del dinero se van debilitando.
El neo-liberalismo económico no entiende una legislación que regule los mercados, y esto es un caldo de cultivo para realizar "engaños" mayúsculos sin tener consideración de estafa, pues no hay delito.
Por esto, estamos en crisis, y no perseguimos a los estafadores, ya que no han incumplido ninguna ley.
Ya los primeros pasos de relajación legislativa se dieron hace pocos años dentro del circuito financiero, suprimiendo ciertas reglas que controlaban su juego, (control) y empezó una barra libre de dinero.
La idea de un libre mercado financiero auto regulado por la oferta y la demanda... es absurda, el dinero es un monopolio del poder real y debe de estar controlado, pues el monopolio no funciona con las reglas anteriores.
Hoy en día con la escusa de la desconfianza en los mercados, el capital (el dinero) dice que se traslada a otras zonas donde la rentabilidad es mayor, resultando que estos países son aquellos que necesitan endeudarse (necesitan del dinero) viéndose obligados a pagar unos intereses muy "golosos" para los mercados...
Una economía mal planificada y basada en la necesidad de un dinero especulativo y no dedicado a otros menesteres mas productivos son el resultado de la idea generada por el todo vale... cuando hay dinero.
Por tanto, es muy sencillo... cuando esa confianza se restablezca, nos dicen, tendremos otra vez dinero disponible para que se active la nueva economía... y poder devolver el préstamo lo con los años.
Todavía son muchos los que se atreven a señalar a los consumidores finales como responsables de su suerte, diciendo que si estos no hubieran "consumido" en exceso todo esto no hubiera sucedido.
En una parte, muy pequeña, tienen razón.
Si la fuerza del consumidor hubiera sabido que esto era pan para hoy y hambre para mañana... quizas no hubiéramos caído en esta trampa... todos.
El marketing del dinero está para algo, y la atracción del bienestar y el lujo gracias al dinero fácil de devolver y barato... una solución perfecta para meternos en el mercado.
No se olvidaban de que el que promueve un mercado, debe de asumir los riesgos, pero sabían que con la ley de su parte y con la necesidad de un consumismo, al final será el resto el que pague el riesgo, ellos van a estar respaldados por el sistema, sin dinero nada funciona.
El consumidor que acude a un mercado financiero para poder invertir y especular, es realmente el que ha asumido todo el riesgo, que va a tener que pagar, no solo el suyo propio avalado con propiedades y con la sana intención de devolver trabajando (esclavizándose por dinero).
¿5? ¿25? ¿50 años?... lo que quisieras... el mercado financiero te ofrecía todas las opciones... y más.
Las personas confiaban en sí mismas y en su trabajo.
La dinamización del consumo mediante este sistema fue espectacular, las personas nos comprometímos a trabajar para devolver el dinero prestado pero...
¿Quien garantizaba ese trabajo?
El dinero.
Crear a los Estados la necesidad de dinero ha sido cerrar un grifo que antes se mantenía abierto, invitando a realizar por todos consumos desmedidos, haciendo que la economía se sintiera tan fortalecida que todo el mundo se fue subiendo al carro de este figurado bienestar social.
Los que primero arriesgaron esas inversiones (los bancos), tuvieron que recurrir a los Estados para poder mantener el tipo cuando se dieron cuenta que invertían en valores que no tenían valor.
La garantía de los Estados la ofrece siempre los consumidores de ellos, toda su población, y somos los que a la larga vamos a tener que pagar ahora y siempre, pues somos todos nosotros los que garantizamos el sistema, mientras se cumplan dos condiciones: Creer y confiar.
La unión, hace la fuerza, y la fuerza del consumidor es el auténtico poder económico, pero que de momento sigue a expensas de la especulación de algunos...
La forma más barata de manejar a una población se realiza mediante leyes, esas leyes deberían defender a las personas, a los consumidores.
Si con los impuestos de todos los ciudadanos se pagan las deudas de los Estados,
los gobiernos deberían de poner impuestos a aquellos que especulan con el dinero...
Pero este ya es otro cantar.
De momento hay lugares para disfrutar del dinero donde se rien de todo esto...
Se llaman "paraísos fiscales".
Pues creo todo lo que dices y no pienso así de ahora, sino de hace ya...no hay ya de quien tirar, pues los bancos se quedan todo lo que nos ofrecieron antes, nos quedamos sin nada y además no podemos consumir porque no tenemos un duro, y la innovación depende de cuantos somos y somos muchos...demasiados para meternos todos en un saco de progresos donde ya no hay mucho que construir, ni que inventar, pues la tecnologia de hoy ya está en marcha y no podemos dedicarnos todos a lo mismo. Creo que ha sido una crisis provocada y que aunque te resulte un poco fuerte leer esto, dentro de muy poco se intentará provocar una tercera guerra mundial.
ResponderEliminarNo soy negativa, sino realista.
Esperemos que solo sea un susto, y sea yo la mal pensada...porque si no es así...¡¡Que dios nos pille confesádos!!.
Buen artículo, Anton. Enhorabuena.
Un saludo.
Mª Carmen Barrero.
Bueno, aunque todo lo veamos negro el interés real es el de seguir acaparando... a costa de lo que sea.
ResponderEliminarPor esto está el otro interés, el nuestro particular, tampoco nos podemos dejar engañar por la falsa idea que algunos proclaman... aunque bien es cierto que el día que entendamos que es la union lo que hace la fuerza, entonces son muchas cosas las que cambiarán... La union es cuestión de busqueda de un objetivo común... ¿cual puede ser el que todos tenemos?
Independientemente de la espiritualidad, del lado material que nos une en la sociedad que vivimos, el objetivo es claro. ¿En cual piensas tú, MariCarmen? Es seguro que hemos coincidido.